LIBELULAS DE PLATA
En el abismo de tus ojos de petróleo,
un pez linterna devora cenizas de un clavel,
una huelga de flores ansiosas golpea tu puerta
mientras el polvo cubre las grietas de tus labios.
Cientos de noches se han suicidado al alba,
los ciegos siguen tanteando el arco iris,
relojes de arena giran en el mar de la eternidad
y tú, sigues buscando caricias en las nubes.
Así es como se coagula un corazón.
Mi cabeza degollada surca el espacio
esperando ansiosa en la inmensa negritud
que lances un destello de filos que cercene mi carne
y haga vibrar a mi cansado esqueleto,
pero tú, sigues manchando con sombras la pared.
¿Por qué hay dos platos hambrientos en el banquete?
¿Por qué nuestras ramas temen saborear la corteza ajena?
¿Por qué seguimos atrapados entre muros de talco?
¿Por qué estamos cabalgando orugas muertas?
Por ello la bestia se engalana para arrancarte la mano,
invitarte a remojar los labios en el vacio cósmico,
a olvidar los vértigos de las cúspides perfumadas,
y balancearnos desnudos en el trapecio del deseo
perpendicular.
Ven conmigo bailarina, rompe tus escuadras
vamos a besarnos
bajo la lluvia de libélulas de plata .